Por Pablo Ferreiras
La inseguridad ciudadana es la muestra irrefutable de la ausencia de autoridades comprometidas con la salud y el bienestar colectivo, falta construir un municipio inclusivo y participativo en el que haya compromiso con cada ser humano.
El municipio de siglo 21 se debe organizar a partir del diseño de metas y acciones que persigan superar deficiencias. Es necesario dejar la lógica de que insistiendo en vender en las redes sociales supuestos "logros", se puede construir una imagen exitosa; ya la campaña electoral está en el pasado y la venidera muy lejana en el porvenir.
Las autoridades municipales deben aterrizar y darse cuenta que su responsabilidad va más allá que la del manejo de la nómina, la deficiente recogida de basura; gobernar un municipio es mucho más complejo de eso. Manejar un cabildo implica responsabilizarse de darle a cada ciudadano las condiciones mínimas para su desarrollo pacífico y armónico.
La ola de atraco y violencia callejera no es tema exclusivo de la represión policial, en verdad, este es uno de los países donde la represión castrense se expresa con mayor drasticidad, más sin embargo, los delitos urbanos siguen en aumento.
Para sentar las bases de solución a este flagejo, es necesario que las autoridades, municipales, ejecutivas y policiales convoquen a los distintos sectores (sin exclusión) para debatir sobre el problema y definir, desde lo democrático, el diagnóstico que nos aproxime a la búsqueda de acciones legales y humanas orientadas a superar la problemática.
Que esas autoridades no entiendan el fenómeno o no les interese "rebajarse" a escuchar a personas y sectores que no "estamos en el poder", ya es otra cosa, pero no soluciona el problema.
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