Escrito por el Lic. Darvin Hiciano
Constituye un inmenso riesgo contra la salud de los
dominicanos, la decisión adoptada por el gobierno de Luis Abinader al presentar
el pasado Martes 25 de agosto un plan para recuperar el turismo, donde se
dejaría sin efecto la toma de pruebas a los viajeros que ingresen al país.
Según las declaraciones de Luis Abinader al ofrecer un plan
para rescatar el turismo, argumentó que " el objetivo del gobierno es
minimizar los efectos de la pandemia y propiciar una recuperación responsable
que propicie la salud".
En ese sentido abogó por "minimizar los riesgos
laborales", cuando sabemos perfectamente que el mayor riesgo para los empleados, suplidores y
contratistas lo constituye la llegada de
turistas al país sin previo chequeo
médico que permita la realización de la prueba PCR.
Resulta ilusorio hablar de "gobernanza, gestión de
riesgos sanitario, comunicación y apoyo económico" como fuentes primarias
que servirían de soporte elemental para el sostenimiento del sector turístico,
cuando la vida de nuestros trabajadores
estaría en juego al establecer el
vínculo directo e indirecto con el turista.
Recuerden el primer caso de Coronavirus en la República
Dominicana, al ser importado por un
turista italiano de 62 años el 22 de febrero, quien supuestamente llegó al país sin
síntomas y que posterior a los dos días empezó a presentar fiebre y
malestar general, causando alarma en toda población.
Es importante por igual refrescar la memoria respecto a las
declaraciones de la representante de la OMS en la República Dominicana Alma
Morales Salina, cuando declaró días previos a las votaciones congresuales y
presidenciales, que "se podía ir a votar el 5 de julio y que no había
circulación local del covid 19, por lo cual no existía ningún motivo para no ir
a votar".
Luego de realizadas las votaciones todos sabemos
perfectamente cómo se dispararon los niveles de contagios por causa de las
aglomeraciones en los comicios.
Las contradicciones elementales del nuevo gobierno no se hicieron esperar, y
es que se demuestra a simple vista, que para el sector
empresarial de la República Dominicana,
la economía es más importante que la salud.
¿Con qué autoridad puede el gobierno exigir a los
dominicanos el uso de mascarillas y la aplicación del distanciamiento social,
cuando real y efectivamente estaría
propiciando la implementación del virus al permitir que los turistas de
cualquier latitud del mundo ingresen al territorio sin ningún tipo de pruebas?
Luis Abinader y sus funcionarios debieran tomar en cuenta
las medidas protocolares efectuadas por
Cuba con relación a la apertura del turismo en esa isla.
Una de las primeras medidas adoptadas por el gobierno
de Cuba respecto a la apertura del turismo fue clasificar las provincias donde sería
propicio habilitar el turismo; en ese
caso, la Habana y Matanza fueron excluidos de los servicios turísticos a los
viajeros.
El gobierno cubano elaboró un verdadero plan donde sólo se
permitirá utilizar el 60℅ de la capacidad de las instalaciones
turísticas en la primera etapa para
lograr mantener la prevención, distanciamiento y su movilidad.
En la primera fase de la apertura del turismo en cuba, de 97
instalaciones del campismo que posee, 72
de ellas fueron designadas para los viajeros, empleando las 25 restantes
para el aislamiento.
En relación a las instalaciones hoteleras y otros espacios en
el sector turístico como los clubes, cabarets, salones de fiestas y discotecas,
abrieron para dar servicios en su primera etapa empleando sólo su capacidad de un 30 a 50℅, lo que indica que existe con
rigurosidad un protocolo acompañado de limitaciones para la productividad del
turismo, sin que la vida de los hombres y mujeres de ese país y sus visitantes se vea afectada.
Cuba a pesar de ser un país con limitaciones económicas
causado por el bloqueo de Estados Unidos, determinó que era de rigor hacer la prueba PCR
gratuita a cada viajero que ingresara a su país, con el objetivo de mantener controlado el coronavirus y así
evitar nuevos rebrotes. Esa importante medida nos hace pensar que las
autoridades cubanas están empeñadas
en devolver la confianza como destino
turístico para que prevalezca la salud, la paz y la seguridad.
Las autoridades cubanas garantizan que sus empleados se
encuentren sanos y que en cada hotel exista un médico, una enfermera y un
epidemiólogo.
Cuba tiene más de 11 millones de personas, sin embargo el
gobierno ha logrado frenar con disciplina, prevención y esfuerzo el coronavirus, manteniéndolo en uno de los niveles más bajos de propagación en
el continente.
Cualquiera se preguntaría en el caso de la República Dominicana,
¿de qué sirve que el gobierno dominicano ponga a disposición 115 mil pruebas
PCR para agilizar los trabajos de muestreo y rastreo a nivel nacional, cuando
no se le exigirá a los viajeros que lleguen al país la prueba?
Todo turista que tenga los sentidos bien puestos, sabe a perfección que el país como destino turístico no cumple con las
condiciones básicas para garantizar la salud del visitante en tiempos de coronavirus, cuando de entrada no se le exigirá la prueba PCR al visitante.
Las medidas adoptadas por las autoridades de la República
Dominicana son erróneas en esa dirección, al no exigir la prueba a los viajeros con el objetivo de no ver peligrar supuestamente sus intereses,
en ese sentido, en vez de ayudar a
auspiciar el turismo con beneplácito, estarían
perjudicando al sector y a nuestros trabajadores.
Se sobre entiende que en las actuales circunstancias por la
que atraviesa la humanidad en relación con la pandemia y su propagación, los países que buscan mantener controlado el
virus, deben exigir la prueba a todos los viajeros que pretendan entrar a su territorio.
En tal sentido, si no se actúa con responsabilidad en beneficio de la salud de nuestra gente,
quienes ingresen sin ningún control de inspección del Ministerio de Salud pública, estarían propiciando un caldo de cultivo favorable
para que nuestros trabajadores reciban el contagio del virus y luego lo
transmitan a sus familiares.
Sin la Salud, no habrá economía.
Garantizar la salud,
es defender la vida de nuestra gente.
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Aunque no le hagan pruebas, es importante agotar un proceso de evaluación, de esta forma el personal del sector turismo correría el menor riesgo.
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